
Desde sus inicios, la última semana del mes de febrero de 1960, el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar mantuvo una relación estrecha y cordial con todos los medios de comunicación existentes en la época, radios, diarios y agencias noticiosas, labor que impulsaba el municipio a través del recordado Carlos Ansaldo Godoy, uno de los cerebros y creador del certamen.
La situación se mantuvo de igual manera hasta mediados de los años ´90, cuando la municipalidad entregó la producción del mismo a los canales de televisión que ganan la licitación para la transmisión del mismo.
Éstos comenzaron a contratar artistas, animadores e implementaron cada uno de los detalles requeridos para llevar adelante la nueva versión de cada festival, pero no solo eso, también se hicieron cargo de la Oficina de Prensa y, por ende, de la acreditación de los medios que deseaban cubrir el evento.
Pero lo que al comienzo funcionaba de manera más o menos normal, se fue complicando cuando los canales organizadores del festival contrataron empresas externas para el sistema de acreditaciones. Empresas que no estaban al tanto de la trayectoria de los medios más pequeños y que históricamente apoyaron la difusión del festival.
Las empresas externas solo se preocupan de hacer el trabajo. Impusieron una serie de requisitos de cobertura, lectores, auditores, seguidores, etc. es cierto que los tiempos han cambiado, la forma de entregar la información también, pero esas empresas y personas a cargo de ellas no pueden borrar con el codo lo que se ha escrito con la mano y el apoyo que esos medios, hoy pequeños, hicieron para que el festival creciera.
De tal manera, que esa discriminación, a la hora de aceptar las solicitudes de acreditación para cubrir el festival, han dejado medios que han acompañado al festival desde sus inicios, ya sean radios o diarios de pequeñas ciudades, a lo que se debe sumar los diarios electrónicos existentes en la actualidad, algunos con larga data.
Tampoco se entiende el criterio utilizado por los responsables de otorgar dichas acreditaciones. Por ejemplo, no se entiende como dejan fuera una cadena de radioemisoras de la Región de Valparaíso, con filiales en dos o tres comunas, y que se puede sintonizar en toda la región, porque “no cumple con los requisitos mínimos para ser acreditados”, según les informaron.
Por lo anterior, un grupo de representantes de medios de pequeño o mediano alcance, están solicitando una reunión con la alcaldesa Macarena Ripamonti, para exponer el tema y solicitarle que sea el municipio quien vuelva a tomar las riendas del tema, en tanto, un número importante de medios de la Región de Valparaíso, que han estado junto al festival desde sus comienzos, se sienten discriminados y pasados a llevar por la actitud arrogante de algunos personeros a cargo de las acreditaciones.
Los medios discriminados por la Oficina de Prensa, solo buscan informar a sus lectores o auditores y el festival y solo solicitan una acreditación, la que ni siquiera les permite ingresar a ver el espectáculo y solo les permite estar en las conferencias de prensa, tanto en la carpa de prensa como en el Hotel Sheraton, en circunstancias que – aunque se afirme lo contrario – el número de acreditados que llega desde la capital, perteneciendo a los canales de televisión llamados “grandes”, ocupan todos los espacios, cuyo número de acreditados es inmensamente superior a lo solicitado por los medios de la región, los que con suerte logran obtener una, y cuando logran ser acreditados.
Es de esperar que la alcaldesa Ripamonti, como presidenta de la Comisión Organizadora, logre revertir la situación y los medios medianos o pequeños, que están habitualmente informando lo que ocurre en Viña del Mar y que son discriminados, más allá de lo que suceda en el festival, logren ser acreditados.